Mujer de esfuerzo y comprensión, de corazón inmenso y espacio infinito para guardar a todo aquel que se acerque a tu lado; pequeños y grandes, ambos recibidos con disposición y agrado. Tú que te acobijaste bajo una crianza de amor y respeto, entre risas y cantos para un día llegar a ser el producto de ese afecto, convertida ya en una mujer madura que exhala un sentimiento amable y puro.
Estimada tía, fiel amiga y grata confidente, mujer de gran valor que atesoras los momentos de tu niñez con orgullo en tu mente, ofreciéndole al mundo de ese sentimiento sincero que aguarda tu ser. Conjunto de risas que llenan de vida cada espacio que con tu presencia habitas, un mar de sabias palabras que caen como olas para despertar al adormecido y animar su ser.
Mujer enérgica, acompañas a todo aquel desamparado, al solitario, al enfermo, al abatido para levantar su cara con una mirada tierna que ofrece su compasión. Eres para muchos la madre que por naturaleza no pudiste ser, incondicional mujer que arropas de cariño al niño que empieza a caminar, al joven que se enfrenta a los desafíos de la sociedad, al adolescente que atraviesa los cambios de sus hormonas, a los hombres y mujeres ya formados que necesitan el calor de un sincero abrazo.
Eres una tía que ha vivido con la dicha de significar una madre para muchos y enorgullecida has acompañado con sabiduría esa labor. Eres querida por tantos al ser de noble corazón, ofreces tus oídos al que necesita desahogo y levantas tu voz al que pide un consejo sincero.
A ti mujer de valor, quiero decirte que el amor es mutuo, la comprensión recíproca, la compañía incondicional, el tiempo compartido; porque estimo tu presencia y valoro tus acciones, queriéndote mucho porque has sido una segunda madre para todos.
