Mi amado esposo, te escribo esta carta en medio de la dulce zozobra de un posible embarazo. Esta carta solo llega a tus manos en caso que se disipen mis sospechas y sea positivo el resultado de mi prueba.
No me he atrevido a contarte nada porque se, que otro bebé, no está en nuestros planes actuales. Pero sé que, tanto tú como yo, anhelamos otro fruto de nuestro amor. Cuando tuvimos a Sofi y luego, a Ignacio, nos dimos cuenta de lo complejo que es entregarnos a la crianza de nuestros nenes. Pero tengo la certeza de que sería maravillosa una nueva aventura, aun cuando nuestros pequeños ya cuentan con 16 y 12 años.
¿Será que viene en camino, nuestra pequeña Amanda? ¿Cómo serán sus ojos? ¿Qué sentiremos esta vez, al contar nuevos deditos en manitas y pies? En este momento solo pienso en tu sonrisa esta mañana cuando te fuiste al trabajo, el color de tus ojos, ese verde intenso con que siempre me ves y esa expresión de cariño con la que me das fuerza todos los días “vista al frente y adelante mi preciosa”.
El amor que por ti siento no se compara con ningún otro, pues tú encarnas el amor del amigo, el de la familia, el del confidente y el amante. Has sido mi apoyo durante casi 20 años y no hago más que agradecer a la vida y el destino, el haberte elegido como mo compañero de vida.
Gracias a ti, mi amado esposo, por dedicarme enteramente cada día, cada alegría, cada tristeza. Por ser comprensivo y enfrentarme cada vez que tengo dudas; así como restituir mi confianza cada vez que la he perdido.
Mi corazón late aceleradamente, pues no deseo romper esta carta, sino que llegue a ti y que al leerla comprendas que, nuestra familia ha crecido un poco más.
Te amo,